Eugenia Unger nació en Varsovia en 1926, en el seno de una familia judía de seis miembros. Los Rotsztejn eran papá, mamá y cuatro hermanos, pero al fin de la Segunda Guerra Mundial sólo quedó viva ella. Pesaba menos de 27 kilos y había pasado por el gueto y por varios campos de concentración. Había cargado piedras y comido ratas y bichos para sobrevivir. Ahora, a sus 90 años, sentada en una butaca de su casa en Argentina echa la vista atrás y alza la voz con ira porque el horror del Holocausto no se olvida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario