Julián Marco Prior: deportado guipuzcoano a los campos nazis.
Julián Marco Prior nació en Donostia el 17 de febrero de 1902. Cuando comenzó la Guerra Civil se alistó en el Frente Popular, en el que combatió hasta su caída. Cuando esto ocurrió pasó a formar parte de la Resistencia Francesa.
Fue detenido por el ejército nazi, enviado a la prisión de Compiègne el 21 de mayo de 1944 y trasladado cuatro días después al campo de concentración de Neuengamme.
Según las bases de datos existentes fue liberado, aunque no existe fecha de su liberación. Según cuenta su sobrino Julián Prior se fugó del campo de concentración con la colaboración de un comando de la resistencia.
Nunca regresó al País Vasco y residió en Francia hasta fallecer, gracias a la pensión que el Gobierno de Francia le concedió como víctima del holocausto nazi. Pese a vivir en el exilio fue enterrado en Donostia.
Antonio Prior, sobrino de Julián Marco Prior: los niños de la guerra
Antonio Prior, sobrino de Julián, nunca conoció a su tío y en la familia apenas se guarda recuerdo de la historia de Julián. Uno de los motivos por los que Julián desconoce los detalles de la historia de su tío es que, también él, vivió su propia historia de guerra. Y es que, Antonio Prior, forma parte de los llamados Niños de la Guerra. A los 11 años, cuando estalló la Guerra Civil, fue evacuado en barco al extranjero, con ayuda de la Cruz Roja Internacional. El destino de Antonio Prior era la Unión Soviética.
Salieron de Santurtzi, pasaron por Burdeos y de allí a Leningrado (actual San Petersburgo). Aquí fueron hospedados en las casas de niños para los españoles, hasta que fueron ubicados en otras localidades por todo el territorio.
Antonio estuvo en una de estas casas a las afuera de Moscú hasta que empezó la II Guerra Mundial. Con el avance de las tropas alemanas hacia Moscú fueron enviados a las afueras de Stalingrado y después hacia los Urales, a medida que avanzaban las tropas.
Antonio acabó en la Unión Soviética la Escuela Profesional Superior de Mecánico Electricista y ejerció su profesión mientras duraba la guerra. En 1945, con el fin de la guerra, todos los niños y niñas de la guerra que fueron repartidos por la Unión Soviética fueron enviados de nuevo a Moscú.
¿Sabes cuánto tardamos desde los Urales a Moscú? 15 días en tren. Daban prioridad a las tropas y cuando había un hueco nos remolcaban, remolcaban los vagones de niños. Bueno niños, niños ya maduros. Algunos habíamos terminado la escuela o la universidad, otros la escuela profesional, etc. (Antonio Prior)
Trabajó durante diez años en Moscú. Se casó con una asturiana, que de niña también fue evacuada a la URSS y en 1956 regresaron al País Vasco. Si bien Antonio no deseaba volver- sobre todo porque España se encontraba en plena dictadura- su mujer insistió y regresaron, instalándose en Orereta.
Llegaron en un barco y fácilmente identificó en el muelle a su padre, a quien no había vuelto a ver durante toda sus estancia en la Unión Soviética pero de quien tenía algunas fotos. Nunca tuvo contacto por carta con su familia pero gracias a Radio Pirenaica pudo comunicarles que se encontraba bien.
El regreso fue duro (búsqueda de trabajo, negación del pasaporte español, imposibilidad de convalidar los títulos, etc.) y marcado por un periodo franquista que sólo otorgó a estos supervivientes silencio y rechazo.
Antonio Prior es en la actualidad militante del Partido Comunista y miembro desde sus orígenes de la Asociación de Amistad con la Unión Soviética en Euskadi.
“Un pueblo sin historia carece de personalidad, es un ladrillo y cuando hay un movimiento se desmorona. Lo más grande de un pueblo es su historia (…) un pueblo sin historia no es pueblo. Un pueblo se enorgullece de su lengua, de sus costumbres, de su folclore. Eso es un pueblo. Y cuanto más variopinto sean los pueblos más rico es”. (Antonio Prior)
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